jueves, 21 de diciembre de 2006

Hermanos de sangre

Hermanos de sangre

Cuando los cachorros se desarrollan en el juego y van adquiriendo la destreza que les será la diferencia entre ser presa o cazador, nos revela la condición de que el juego es carácter necesario de las especies en la elaboración de distinciones elementales ante la agresión real, animosidad de esparcimiento ( entendiéndolo como disposición inofensiva) y la competencia de obtención de objetos como en un tácito acuerdo, objetos que se apetecen y que han acompañado esa especie desde la sutil diversificación y especialización constante de los seres vivos, objetos que son su alimento y que se juegan con ellos análogos a otro ser viviente, ese juego que es una acción a la que nos podemos referir ,es parte de nuestra propia expresión como humanos ,y es uno de los tantos conceptos que se construye como tal en cuanto hacemos abstracción de ello y que además conlleva en su accionar un tiempo definido, una duración ,no la convenida como lo es una partida de cartas que llega a un fin o un partido de fútbol que se delinea el resultado en base a competencias en 90 minutos, sino mas bien a esa duración que se gesta en la empatía del ir siendo con el otro en un plano dinámico tal y como lo sabemos, que además de procurar un placer particular permite el desarrollo de determinadas zonas cerebrales y concede un regocijo a nuestros espíritus ,que va sucediendo en un tiempo: jugar a cantar y aplaudir con un bebe, que presta su atención al todo circundante: a la expresión de nuestro rostro, al sonido y volumen de nuestro canto ,al movimiento de nuestras manos , sucede en una duración que es como lo diría Henri Bergson :" la forma que toma la sucesión de nuestros estados de conciencia cuando nuestro yo se deja vivir, cuando se abstiene de establecer una separación entre el estado presente y los estados anteriores ", el juego nos envuelve en una atemporalidad que no nos desliga de la realidad con que interactuamos ,puesto que nuestra intuición es la que modula y conecta nuestra corporalidad y nuestro ser con el mundo ,mas allá de toda razón. Los cachorros que son hermanos de sangre no se hacen mayores daños que como los humanos en el juego, parece que nuestra voluntad de no dañar se ve resguardada como la propia noción del tiempo ,que amparada por la intuición nos orienta en saber cuanto se debe jugar y cuanta fuerza ejercer en un juego ya sea físico o intelectual, puesto que el dañar o es accidental (circunstancial) o es intencional, entonces veremos a los cachorros y a los niños, a los hermanos de sangre, como se retirarán de el juego por que se ha tornado aburrido, porque ha "durado" mucho o por que alguno a preferido usar mas fuerza ,que ,si no ha llegado a buen termino terminará en una pelea...que definirá los límites del próximo juego..algo que se da mas seguido en individuos sin parentesco o vínculos débiles que los separe de la bestia y que me perdonen las bestias...


2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola
amigo bueno feliz d q tengas tu espacio para deleitar con tus escritos.. estoy segura q mas d alguien se sentira identificado con lo q escribes.
yo en lo personal ya soy tu fans jaja
bueno excelentes textos!!!
saludos..

[[Naty]]

Anónimo dijo...

Quien separa las aguas es Moisés.
un saludo